José Lage Sierra – Pepe Montoya Profesor de danza española.

A sus noventa y dos años de edad, aún al frente del Ballet España. Más de sesenta años de su vida dedicados plenamente al Centro Gallego de Montevideo. Después de una decadencia que comenzó a sus noventa y cuatro y duró varios años, a pocos meses de cumplir un siglo de vida, el 28 de marzo de 2016, dejó de existir. Muchas de sus alumnas pasaron por el sanatorio de la Asociación Española a despedirse de su maestro, que ya estaba con una sedación profunda.

 Beatriz Almeida junto a otras de sus alumnas, Chichita Boraño, Julia, María de los Ángeles Olivera, Florencia Lamela, Juana, Rosa Sciara, y Lola, que lo trataba de Don Pepe y siempre le llevaba una empanada de pescado, lo visitaban en su casa una vez por semana y entre todos, de la mano del humor fino, sarcástico y la genialidad del maestro, revivían entrañables momentos. También recibía la visita esporádica de una de sus alumnas preferidas, Isabel Montaldo.

Mientras le fue posible el maestro aprovechó el tiempo. Entre tertulias, te y dulces, sentado en su lecho, los viernes le daba a sus alumnas clases de castañuelas. La casa se llenaba de música, risas y anécdotas.

¡Y eso lo revivía! Cómo este encuentro con «Chiquita»,y sus alumnas Foto de nuestro archivo España vale 

 En sus últimos tiempos sintió el abandono masivo, aunque algunos no dejaron de visitarlo casi a diario, Naxi Pedreira, Marisa Barrio, María de los Ángeles, Beatriz Almeida, Daniel Cherro, el gerente del Centro Gallego y el afectuoso conserje, Luisito Arrechea, que después del fallecimiento de Pepe, siguió pasando a saludar a su hermana Oliva, todos los meses hasta su propio fin.

Rosa Sciara, su eterna enamorada, lo visitó frecuentemente, cuando ya no había clases de castañuelas, hasta su fallecimiento.

Agradecimiento a sus ex alumnas, Isabel Montaldo y Beatriz Almeida y en especial a su sobrina,

Guisela Álvarez Lage, así como a su hermana Oliva, por sus amplios e invalorables aportes

de información para esta historia.

Este tipo de historias de la pluma de Manuel Losa se pueden encontrar en sus libros. Agradecemos a Manolo que tan gentilmente accedió a compartir con nosotros en web y la revista España vale sus vivencias. Para quien hemos tenido el gusto de conocer a Pepe es un volver a pasar por el corazón estos personajes que han dejado huella en la colectividad toda.

Mario Corrales de España vale con el maestro Pepe Montoya en el Centro gallego

Introducción

Un día fui a visitar a Pepe Montoya a su casa, la casa familiar de toda la vida, de la calle Miguelete, en el barrio de Tres Cruces. Su hermana Oliva me recibió en la puerta… “Pase Manolo. Pepe se emocionó mucho cuando leyó su libro  con su historia, en fin… Usted sabe que él es de muy poco hablar, pero lo está esperando con ansia. Le hará bien conversar con usted”.

Cuando Pepe me invitó a su casa para comentarme acerca de mi libro “Relato de un emigrante”, fui convencido de que iba a escuchar la historia de una infancia feliz, al menos la segunda, desde que llegó a Montevideo con solo casi once años de edad. “Con esa creatividad, generosidad y equilibrio, debe haber tenido una infancia muy feliz“, pensaba antes del encuentro. Yo desconocía todo, solo sabía que sus primeros años de existencia habían transcurrido en una aldea próxima a Santa Marta de Ortigueira. Nada más.

Al atravesar el umbral de la casa sentí la sensación de Paz y Bien como si estuviera ingresando en un convento de franciscanos. La sombra, las plantas. El calor de diciembre y el ruido de la calle Miguelete quedaban afuera. Dentro de la casa se respiraba la frescura del lugar. Una casa típica de familia de clase media de décadas pasadas. Maderas, puertas con cristales, pisos relucientes, todo conformaba un entorno armónico.

Miguelete

 El maestro aparentaba tranquilidad, como siempre que hablábamos. De pronto, sus ojos claros comenzaron a humedecerse. Poco a poco comenzó a expresarse con mucha emotividad… Sus manos no quedaban quietas. “Me emocionó mucho lo que leí sobre tus vivencias, pero… Mi infancia no fue como la tuya, Manolo…

Y así empezaba un relato contrario a lo que yo esperaba escuchar.

Sin pensarlo, de pronto le dije: “Háblame entonces de tu infancia” …  “Sí, como te decía… Mi infancia no fue como la tuya, Manolo. Siéntate y escucha…”

Esta historia ha quedado plasmada en nuestra segunda revista España vale de diciembre de 2022

CONTINUARÁ CON EL RELATO DE SU INFANCIA Segunda parte de Pepe Montoya por Manuel Losa

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Revista España Vale Nov 22 Digital