Puigdemont no se atreve a lanzar el órdago, para enfado de la CUP

Diez días después de la celebración del convulso referéndum del 1-O, suspendido por el Tribunal Constitucional pero legitimado por la Generalitat, Puigdemont no se ha atrevido a lanzar el órdago absoluto en un pleno en el que sólo ha sido aplaudido por los grupos que forman su Govern de Junts pel Sí- PDeCAT y ERC-.

Puigdemont llega al Parlament de Cataluña

La CUP- formación que sostiene a Puigdemont en el poder- se ha mostrado indignada y muy enfadada ante esta declaración ‘en diferido’ y aplazada en el tiempo, lo que han calificado de «traición inadmisible«. Los anticapitalistas han anunciado que se plantean abandonar el Parlament hasta que no se proclame la independencia pura y dura sin marcha atrás y le dan un mes al Govern para negociar con el Estado.

Al término del pleno, los diputados de Junts pel Sí y la CUP han firmado la declaración de independencia de Cataluña. El primero en plasmar su firma ha sido el propio Puigdemont, seguido de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Tras la rúbrica, los diputados de Junts pel Sí han cantado ‘Els Segadors’.

Un documento sin consecuencias jurídicas que no especifica que la declaración quede en suspenso, aunque sí hace referencia a la intención de abrir un periodo de diálogo con el Gobierno, y que proclama que los firmantes «constituyen la república catalana como Estado independendiente y soberano, de derecho, democrático y social» y dispone la entrada en vigor de la ley de transitoriedad.

Nada más acabar la intervención del president, seguida con la máxima expectación política y mediática, se ha producido una oleada de reacciones ante una declaración ambigua y más de intenciones que real. Al término de la sesión, se han reunido también en La Moncloa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Pedro Sánchez, para analizar la respuesta del Estado.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha comparecido para anunciar un Consejo de Ministros Extraordinario este miércoles en el que decidirán «los pasos a seguir» para hacer frente al desafío soberanista. A su juicio, Puigdemont aumenta el «nivel de incertidumbre» y ya no sabe «dónde está, a dónde va ni con quien quiere ir».

«¿Hay declaración de independencia o no?», se ha preguntado el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que ha definido el pleno del Parlament como «realidad artificial sin fundamentos jurídicos». El PSOE no ve «sincera» la invitación al diálogo de Puigdemont e insta al Govern a la «vuelta a la legalidad», sin desvelar si apoyará o no la posible aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Por su parte, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha instado al diálogo y el de Ciudadanos, Albert Rivera, ha insistido en que el Gobierno tome medidas para ir a elecciones en Cataluña. El PSC también aboga por el adelanto electoral.

Los partidos de la oposición en el Parlament han rechazado esta «huida hacia adelante» de Puigdemont. La líder de la oposición, Inés Arrimadas, ha advertido de que la independencia «a plazos» o «en diferido» sigue siendo «una declaración de independencia» y, por tanto, un «golpe a la democracia».

El president, en castellano: «No somos locos, abducidos ni golpistas»

En un momento de su intervención, Puigdemont ha optado por el castellano para dirigirse a los españoles «que siguen con preocupación los acontecimientos», a los que ha querido lanzar un mensaje de «serenidad, respeto y voluntad de diálogo y acuerdo».

«No somos unos delincuentes, no somos locos, no somos golpistas, no somos abducidos. Somos gente normal que pide poder votar. Y que ha estado dispuesta a todo el dialogo necesario para realizarlo de manera acordada. No tenemos nada contra España o los españoles, al contrario, nos queremos reentender mejor», ha señalado Puigdemont, para decir que «la relación no funciona».

El 10-O, en imágenes

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«La Constitución es un marco democrático, pero hay democracia más allá de la Constitución», ha añadido, para hacer una exposición de los motivos que, a su juicio, han llevado a esta situación. Así, ha lamentado la «recentralización agresiva» del Gobierno de los últimos años, ha recordado la «humillación» que supuso la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Cataluña y ha criticado la «persecución política, policial y judicial» que han sufrido representantes políticos como el expresident Artur Mas- presente en el pleno-, inhabilitado por la consulta soberanista del 9N.

También ha denunciado la «desatención y desinversión» en el sistema básico de infraestructuras de Cataluña y el «desprecio hiriente hacia la lengua, la cultura y el modo de ser y de vivir de nuestro país».

Ha aprovechado también esta decisiva intervención para volver a poner en valor el resultado de la consulta, que ha calificado como «éxito político y logístico». «Millones de personas vencieron el miedo y votaron«, ha manifestado, para criticar los «ataques policiales violentos» y una actuación del Estado que sólo buscó, a su juicio, «provocar el pánico para que la gente no votara».

Y se ha referido a la fuga de empresas de Cataluña, para indicar que son decisiones que responden más a «un relato para el mercado que a un efecto real» para la economía catalana.

Pleno retrasado y con miles de personas siguiéndolo desde la calle

Las diferencias de Junts pel Sí y la CUP por la declaración de Puigdemont y los supuestos contactos de última hora con agentes internacionales para una posible mediación han provocado un retraso de una hora en el inicio del pleno con un tenso inicio. Junts pel Sí, Catalunya Sí Que Es Pot y la CUP han rechazado, además, la petición de suspensión del pleno planteada por PPC y Ciudadanos en la Junta de portavoces.

A pesar de las múltiples llamadas a la «reflexión» y la «cordura» para no dar este paso, el presidente ha seguido adelante en su camino hacia la secesión pero echando el freno, por lo menos durante un tiempo.

Puigdemont ha ofrecido su discurso en un Parlament blindado por los Mossos d’Esquadra ante la concentración convocada por las plataformas Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural en apoyo a la declaración unilateral de independencia.

Los concentrados, según informa Efe, han recibido con aplausos y gritos de alegría las palabras de Puigdemont cuando ha afirmado que asume el «mandato del pueblo», que rápidamente se han convertido en abucheos cuando a continuación ha propuesto «suspender los efectos de la declaración de independencia».