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La consagración de Jayson Granger en estos ‘play off’ remite a las corajudas actuaciones de Cabezas Ambos comparten los genes uruguayos

José Manuel Olías Málaga | Actualizado 12.06.2014 – 10:13

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En 2008, el Unicaja tumbó al Real Madrid en los cuartos de final de la ACB, la primera vez en la historia que el octavo descabalgaba al primero. Nadie lo ha repetido. Seguro que Joan Plaza, entonces entrenador del Real Madrid, recuerda el duelo al sol entre Carlos Cabezas y su pupilo, Raúl López, en el segundo partido en el Carpena. Tremendos los dos, con una sucesión de canastas en el último cuarto. Cabezas anotó 22 puntos, los mismos que Berni aquel día, la mitad de los 88 de su equipo. Fue una de las muchas veces que apareció el base malagueño en circunstancias adversas, en situaciones de máxima tensión.Cabezas es de padre uruguayo y de madre sevillana. La sangre charrúa, proverbialmente competitiva, se convirtió en algo sagrado en 1950. Hoy que comienza el Mundial de Brasil se recuerda el de 64 años atrás en el mismo país y el Maracanazo, la victoria de Uruguay en el último partido. Sirvió para arrebatar el título al anfitrión ante 200.000 personas. También este Unicaja tiene sangre charrúa, la de Jayson Granger, convertido junto a Fran Vázquez en el icono de este soberbio Unicaja. Le llega al base por vía materna. Su padre, Jeff, fue un norteamericano que hizo carrera en el baloncesto sudamericano.»Intento no arrugarme en estos partidos que son muy importantes, a mí me gusta jugarlos», dice Granger, en España hincha del Atlético de Madrid y en Uruguay de Defensor de Montevideo. «Nunca me gustaron los grandes, voy más con los pequeños», bromea. Allí lo normal es ser de Nacional, como la familia Cabezas, o de Peñarol. Sonríe cuando se le dice que recuerda a Carlos, que más de una vez y más de dos puso bocabajo el Carpena como él lo está haciendo ahora. Más de una vez mostró su admiración por el juego del malagueño.

Granger promedia en estas eliminatorias 12.8 puntos, 6.1 asistencias y 2.2 rebotes para 15.8 de valoración, el que más de todo el Unicaja. Todo ello en 25 minutos. Le baja la media un partido poco brillante numéricamente, el tercero ante el Gran Canaria, en el que recibió un golpetazo en la zona ocular dañada que le hizo ser muy seria duda para competir en este tramo de la competición. Quién lo diría viendo el exuberante momento de forma que atraviesa.

Carlos Cabezas, de vacaciones tras acabar la temporada con el Fuenlabrada y a la espera de decidir su futuro para la próxima campaña, observa los partidos de play off con un poco de nostalgia, hasta no hace mucho era él el protagonista. Celebra lo bien que le va al Unicaja y a Granger y, en cierta forma, se ve reflejado en él. «Lo estoy viendo muy bien, ha dado un paso al frente más después de hacer una gran campaña. Está repleto de confianza, combinando tiro y penetraciones, muy agresivo y con la sangre fría para parar cuando debe. Diría que casi está siendo el mejor base de la eliminatoria y mira a quién tiene enfrente, a Sergio Rodríguez y Llull. Alguna vez, sí, le he visto y me ha venido a la mente partidos míos en el Unicaja y con el Carpena vibrando», recuerda el campeón del mundo malagueño, que se alegra por el triunfo de su compañero de posición: «Mi familia y yo tenemos muy buena relación con él. Tiene esa garra, esa sangre, igual es verdad lo que dicen de los charrúas. Es un gran chaval y se merece lo que le está pasando».

Es posible que Cabezas, que llegó ayer a Málaga tras estar unos días fuera de vacaciones, se pase hoy por el Martín Carpena a ver el partido de su antiguo club. Allí vería desenvolverse en directo a un Granger que habla con la determinación del que cree firmemente en algo y está dispuesto a dejar el alma en conseguirlo. «Nosotros llegamos en el mejor momento de la temporada. Estamos a un gran nivel de juego defensivo y ofensivo y le estamos exigiendo lo máximo al Madrid, no creo que sea tanto que ellos estén mal, que es verdad que no están a su mejor nivel, como que nosotros estamos bien», recuerda un Granger que está consagrándose en su primera temporada y se ha convertido, como lo fuera Cabezas, en uno de los preferidos de la afición. «El martes tenía la piel de gallina antes de comenzar el partido. Era algo impresionante, el espectáculo, la gente gritando, el himno… Todo eso te da ese puntito de adrenalina extra. Poco se les puede pedir más. Estuvieron espectaculares. Sólo les diría que 40 minutos apretando desde fuera es mucha ayuda para nosotros. Que se cuiden la voz, que nos hacen falta», terminaba divertido Granger, que se declara admirador del ex defensor del Málaga Diego Lugano y preocupado porque Luis Suárez no llega al comienzo del Mundial por una lesión. Mientras la selección de fútbol de su país vuelve al escenario de su gran conquista, él contribuye al particular Maracanazo con el que sueña el Unicaja.

España le gana a la selección de USA en el mundial de 2009 y Cabezas ha tenido una especial actuación.
Vea este emocionante video del triunfo de España sobre USA en la final mundial junior 2009
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El niño que ensayaba ser el héroeCabezas se emociona recordando todas las canastas decisivas a lo largo de su carrera. Mientras celebraba en Sar su 2+1, con salto y puñetazos de rabia al aire, pareció aquel niño impulsivo de Marbella que desde pequeño siempre quiso ser el héroe, con la canasta final. Como en las películas. “Yo ya tenía ese don. Es algo que se puede llevar dentro, aunque siempre hay que intentar practicarlo. Yo ya lo hacía mucho de pequeño, recuerdo que siempre intentaba meter la última. Mi padre me ponía a jugar con gente más mayor que yo y me forzaba a buscar la victoria. Lo he ido forjando en la cantera, seguro que en infantiles y cadetes ya hubo situaciones de esas. Después, según fui creciendo, evolucioné en esos momentos y situaciones. Estoy muy contento por ello”.No es siempre fácil estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado y que el cuento de hadas se complete. Primero, hay que vivir un final a cara o cruz –en su etapa en la selección o en el Unicaja, muchos fueron los partidos decididos más holgadamente-, segundo hay que ser uno de los 5 que el entrenador ponga en pista en esos momentos, más tarde, hace falta que llegue la bola y, por último, lo más complicado de todo, hay que meterla. Cuatro pasos que él conoce muy bien. “Por ejemplo hace dos semanas en Manresa me tapan muy bien. Había marcado un triple para ganar segundos antes pero en la jugada final, entre Monroe y Álex Hernández me presionaron para que no cogiera la bola y se la jugó Feldeine, aunque iba para mí. Se tienen que dar muchas situaciones, muchas cosas para un tiro así, he ahí la dificultad. Por eso me siento tan contento, por momentos de tanta felicidad por el camino”.

Y de tan pocas lágrimas, claro, porque… ¿alguien se acuerda de algún fallo final de Cabezas en un partido a cara o cruz? Él tampoco. “Hostia… pues tengo pocos, eh. A ver, que va a parecer que soy tal, pero que yo recuerde una jugada final en la que me diga que hemos perdido por no haberla metido, no recuerdo. He perdido algún balón, he podido tener alguna situación más adversa, pero no recuerdo una jugada que me diga a mí mismo que vaya pena haber perdido ese encuentro por mi fallo o lamentarme porque se me salió la bola. Es que ni tiros libres. Ya te digo, porque mi padre tiene memoria de un caballo y a veces hablo con él de esto. Él tampoco se acuerda. Y mira que he tirado, han sido muchos partidos. El porcentaje debe ser alto”.

Cabezas no usa falsa modestias. Tampoco habla con prepotencia, claro. Simplemente, hay pocos precedentes en los que la moneda saliera cruz. De hecho, incluso se deja fuera de un hipotético quinteto de jugadores ganadores, capaces de decidir un partido en la jugada final. Él lo tiene claro. “Hablaré de los jugadores que he tenido más cercanos en el tiempo y conozco mejor. Uno Javi Salgado, al que repeto mucho. Otros dos a los que he visto anotar canastas dificilísimas y hemos ganado partidos con él, Raül López y Juan Carlos Navarro. También te diría Sergio Llull, estaba en Málaga cuando le dio el título al Real Madrid con su canastón, y por último… a ver que piense… ¡Jaycee Carroll!”

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Diez instantes ganadores, un bonus, un buen puñado de vídeos, mil palabras, mil recuerdos y aún una duda eterna. ¿Qué diablos se siente al ganar un partido? “Yo siempre digo que tampoco nunca he marcado un gol, no sé lo que puede sentir Messi por ejemplo el otro día en el Bernabeu. Da igual la trascendencia o el partido. Incluso en el Mundial Junior no pensabas que estabas jugando una final. Te centras en el juego, en el momento en el que estás. Es una sensación de euforia, de ver que los compañeros se te acercan, de como un campo lleno y con ruido se queda mudo. Ese silencio para el jugador es la adrenalina, es el subidón. No sé si me explico bien”. No se te da mal, no. “Pues algo así”, concluye el coleccionista de tiros.

Daniel Barranquero
@danibarranquero
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