El rey Felipe VI y la reina Letizia han presidido, un año más, el desfile militar por el Día de la Fiesta Nacional, si bien este 12 de octubre han compartido protagonismo: la princesa Leonor se ha estrenado en la tribuna siendo ya parte de las Fuerzas Armadas y algunos de los asistentes han aprovechado para abuchear al presidente en funciones, Pedro Sánchez, en plena negociación de investidura con las fuerzas nacionalistas e independentistas.
Vestida con el uniforme de gala del Ejército de Tierra, la heredera ha participado junto a su padre en el homenaje a los caídos por España, siguiendo detrás y en sincronía los movimientos del rey. El momento, el de más emoción del desfile, ha culminado con el paso de la Patrulla Águila dejando los colores de la bandera en el cielo y una descarga de fusilería. Tras el silencio, una música militar, más alegre, ha marcado el comienzo de un nuevo acto en la ceremonia.
Gritos de «a prisión Puigdemont» durante el desfile militar del 12 de octubre
Abucheos a Sánchez y contra Puigdemont
Con la participación de más de 4.000 hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, junto a 150 vehículos y 86 aeronaves, el acto se caracteriza cada año por la repetición de algunas ‘anécdotas’, con pequeñas variaciones. Así, el presidente Pedro Sánchez ha sido recibido de nuevo con abucheos y pitidos a su llegada por parte de algunos de los ciudadanos que también le han gritado este jueves: «¡Que te vote Txapote!». También se ha vociferado luego contra él y el expresidente catalán Carles Puigdemont. «A prisión Puigdemont», se oía.
La novedad se ha dado en esta ocasión en el salto de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo de Ejército del aire (PAPEA). Por primera vez lo ha realizado una mujer paracaidista, la ‘boina verde’ María del Carmen Gómez Hurtado, que ha caído —con solo aparente facilidad— con la bandera de España en el centro de la plaza de Neptuno. Ella mismo saltó también en la celebración en Granada por el día de las Fuerzas Armadas el junio pasado.
Le ha seguido el vuelo de la Patrulla Águila y el resto del desfile aéreo y terrestre, iniciado por la Guardia Real y seguido por el resto de las Unidades del Ejército de Tierra, Armada, Ejército del Aire, Guardia Civil, Unidad Militar de Emergencias, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y diversos organismos de Seguridad, Protección Civil y Emergencias. Primero, la unidades motorizadas y después, los efectivos a pie y a caballo, a los que la princesa y el rey han pasado revista.
La cabo María del Carmen Gómez Hurtado ha sido la primera mujer paracaidista en saltar con la bandera de España en el desfile del Día de la Fiesta Nacional de 2023.
Como parte de la representación del Estado en el desfile, han asistido todos los ministros, excepto la vicepresidenta primera y titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y la de Igualdad, Irene Montero, que se encuentran de viaje en Marruecos y Chile, respectivamente. También se ha podido ver en la tribuna de autoridades a todos los presidentes autonómicos, salvo, como viene siendo habitual, al presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, y el lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, ambos de viaje oficial, el primero en Bolonia (Italia) y el segundo en Japón.
Coincidiendo con la guerra de Israel y Hamás, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha elegido un pañuelo bordado por mujeres palestinas de la ciudad de Hebrón, una de las más asediadas por el ejército israelí en los últimos años. «Se trata de una muestra de solidaridad con el pueblo palestino ante el apartheid continuado al que está sometido por Israel y ante el recrudecimiento de la violencia de los últimos días», han aclarado fuentes de Podemos.
Entre las autoridades se encontraban también el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro López Calderón; y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, entre otros.
Ambiente festivo en Madrid
En los alrededores, pocas horas antes, se podían ver las bambalinas de la ceremonia. Una joven de la Guardia Real, uniformada y muy pulcra, espera en la puerta de una cafetería de especialidad en la calle Santa Isabel. Los asistentes se arremolinan entre los efectivos que van formando en Atocha. «Así iba papá», señala una mujer a sus hijos mientras él se apresura a confirmar. «Sísísí, ese mismo uniforme».
En el Paseo del Prado, se reencuentran adolescentes con sudadera y la bandera, —comprada en algún bazar y todavía con las marcas del doblado— vestida como capa. Algunas familias tratan de encontrar un hueco para verlo mejor. Un par de amigos de mediana edad conversan de política.
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