Muere Adolfo Suárez, arquitecto de la Transición
- Fue arquitecto de la transición y primer presidente de la democracia española
- Encarnó el centro político, demolió el franquismo y condujo a la Constitución
El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, el primero de la democracia española, ha fallecido este domingo a los 81 años, según ha confirmado el portavoz de la familia, Fermín Urbiola, a los medios de comunicación concentrados en la Clínica Cemtro de Madrid.
RTVE.es 23.03.2014 – 15:15h
El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, el primero de la democracia española, ha fallecido este domingo a los 81 años, según ha confirmado el portavoz de la familia, Fermín Urbiola, a los medios de comunicación concentrados en la Clínica Cemtro de Madrid.
Urbiola ha hecho el anuncio a las 15:14 horas: «Por expreso deseo de la familia, vengo a comunicaros que Adolfo Suárez ha muerto. Muchas gracias por todo vuestro cariño», ha señalado. El portavoz, ante las preguntas de los periodistas, ha declinado añadir más detalles.
Suárez, ingresado desde el pasado lunes, sufrió este sábado un empeoramiento neurológico progresivo, después de que el viernes su hijo Adolfo Suárez Illana anunciara que el «desenlace» era «inminente».
Fuentes médicas habían informado la mañana de este domingo a TVE que había pasado una noche «regular» y con algo de sedación».
Adolfo Suárez, icono de la transición
El nombre de Adolfo Suárez evoca la transición política, el espíritu de consenso y reconciliación y la generosidad política que hicieron posible el tránsito pacífico y ejemplar de la dictadura a la democracia en España, superando el largo hiato de cuatro décadas sin gobiernos electos.
Político de raza más que de carrera -se tenía a sí mismo por un «chusquero de la política» y con un sentido pragmático apegado a la realidad, fue una personalidad política arrolladora, carismática y seductora, con grandes dotes para la negociación y encanto personal, cualidades que le ayudaron a fraguar los grandes acuerdos y leyes que cimentaron la democracia.
La Ley de Asociaciones Políticas, la Ley para la Reforma Política, la amnistía, la legalización de los partidos políticos -incluido el PCE- y, cómo no, la Constitución de 1978, el texto fundamental de la legislación española en su etapa democrática, se deben a su impulso y liderazgo.
Nacido en el pueblo de Cebreros (Ávila) el 25 de septiembre de 1932, Adolfo Suárez González no respondía al tipo de un político de rancio abolengo. De orígenes humildes, hijo de un procurador de tribunales de tendencia republicana y de un ama de casa, se esforzó para licenciarse por libre en Derecho y empezó su carrera política con el patrocinio de Fernando Herrero Tejedor, uno de los prohombres del régimen franquista y a cuya sombra dio sus primeros pasos.
De este modo, entró a formar parte de la Secretaría General del Movimiento, en el que fue haciendo carrera y acumulando cargos. Fue procurador en Cortes por Ávila en 1967, gobernador civil de Segovia en 1968 -una etapa crucial porque fue la que le puso en contacto con el entonces príncipe de Asturias, don Juan Carlos de Borbón, con el que capitaneó la transición- y director general de RTVE de 1969 a 1973.
Alcanzó una primera cumbre al ser nombrado en 1975 ministro Secretario General del Movimiento en el Gobierno de Carlos Arias Navarro, el primero de la monarquía tras la muerte de Franco. Un puesto estratégico desde el que fue posible su candidatura a la presidencia del Ejecutivo, puesto para el que el rey Juan Carlos consideraba idóneo al joven Suárez.
Muñidor de acuerdos, arquitecto de la transición
Así, siendo al mismo tiempo un producto del establishment y un hombre con convicciones democráticas, es finalmente el elegido por el rey en julio de 1976 entre la terna de candidatos a presidente del Gobierno. Con 43 años, Suárez ha de acometer la hercúlea tarea de responder al anhelo democrático de la ciudadanía y demoler la dictadura desde los límites de su propia ley.