Nos gusta la idea que desde el gobierno quieren impulsar del turismo interno para evitar los contagios. Entendemos que todos los países deberían hacer algo parecido en esta situación de pandemia.

El ministro de turismo ha nombrado algunos de los puntos de atractivos turísticos que podrían ser visitados como  por ejemplo,  el Cerro del penitente en Lavalleja y allá decidimos ir por el día.

Nuestra intención era ver in situ  la propuesta y cuanto nos podría costar un fin de semana en ese sitio.

Para llegar hasta este paraíso natural,  salimos desde Montevideo por ruta 8 pero antes de llegar a Minas nos pareció interesante,  entrar a refrescarnos en el Parque de Salus,  esto no fue posible. Grandes carteles prohíben la entrada al mismo y no se puede acceder a la famosa fuente del puma , ni existe más el parador.

Continuamos viaje y 13 kilómetros aproximadamente después de pasar Minas encontramos la entrada al Penitente. A la derecha  desde la ruta 8 por un camino sinuoso pero muy panorámico,  11 kilómetros sobre la sierra de Carapé , hasta que llegamos a una garita de pago de entrada. Tratándose de un área  natural protegida, no nos pareció caro los $40 00 pesos por persona que debimos pagar de entrada. Lo que sí nos sorprendió fue que esa ”tasa de mantenimiento”, no pareciera estar siendo invertida en el sitio. Si bien hay un estacionamiento para unos 30 automóviles, había unos 100 más,  que trataban de estacionar en cualquier lugar sobre la tierra y los caminos linderos, sorteando enormes pozos y piedras.

Si se paga una entrada, también deberían saber que la cantidad de autos es limitada y no dejar que entren libremente y después no haya lugar para esos 100 que había de más, destrozando tanto el sitio, como los propios autos. Es nuestra opinión personal.

 Fuimos llamados por el rumor del agua que prometía un relax al sacrificio, unos escalones bajo frondosos árboles, nos invitaban  montaña abajo rodeados de naturaleza hacía el hilo de agua cristalina que desciende de la montaña. En cada descanso del laberinto de piedra y cemento, las cámaras  trataban de captar toda la belleza en un solo clik.  En el fondo de la quebrada se divisaba a los más osados, nadando entre las rocas del salto del agua. El grito de alguien volando vertiginosamente sobre nosotros en una tirolesa,  contrastaba el encanto del murmullo natural del agua entre las rocas.

Luego del disfrute y llegando la hora del mediodía, recordamos haber pasado por dos hermosas terrazas de donde se originaban aromas muy sugestivas. Fue entonces que decidimos emprender la subida esperando tener arriba el premio al esfuerzo con algo de lo que los pizarrones ofrecían.

Dos impedimentos eran fácilmente visibles, muy pocas mesas para tanta gente, y que la oferta de borrego a las brasas no tenía un precio. Había entonces que esperar mesa disponible y anotarse para degustar esas delicias gastronómicas de la zona. La curiosidad de preguntar el precio nos hizo pensar en otro sitio de inmediato. Nos pareció que $950.00 por persona más bebida, valía la retirada, al menos para nosotros.

En definitiva queremos ser muy honestos y contribuir positivamente con nuestros lectores. Si Ud. está pensando en hacer este paseo deberá tener en cuenta que además del combustible necesario para los 300 kmts más los peajes $250 de ida y vuelta y la entrada al Salto del agua $160 (cuatro personas), habrá que calcular donde almorzar. Nuestra sugerencia es llevar algo preparado y refrescos para la canícula y si el bolsillo es chico, regresar a Minas a disfrutar de una buena parrillada.