Crece la incertidumbre sobre el destino del rey Juan Carlos tras abandonar EspañaLa Casa Real no ha desvelado por ahora el país en el que ya reside el rey Juan Carlos tras haber abandonado España ante la «repercusión pública» de la investigación de sus finanzas. Este mismo lunes Zarzuela emitía un comunicado histórico en que el que informaba de la carta que el rey emérito había enviado a su hijo informándole de esa decisión ante la repercusión pública que están generando «ciertos acontecimientos pasados» de su «vida privada».

La mayor incógnita ahora es, precisamente, el destino del rey. Ni la carta, ni el comunicado del Palacio de la Zarzuela han informado por ahora del país elegido por Juan Carlos I para vivir tras 58 años residiendo en la Zarzuela.

Tampoco su abogado, Javier Sánchez Junco, ha desvelado el lugar donde vivirá el rey aunque sí ha asegurado que estará «a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna». Hasta ahora el Gobierno se ha limitado a señalar que la salida se pactó con Zarzuela «hace semanas» y este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dicho «no tener información» cuando reiteradamente le han preguntado por el destino del rey en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros.

Este mismo martes medios portugueses, según informa Europa Press, situaban al exjefe de Estado en Estoril (Portugal), donde pasó su infancia, pero fuentes oficiales han confirmado Efe que no está en Portugal.

ABC y La Vanguardia, por su parte, lo sitúan en la República Dominicana. Aseguran que viajó a Sanxenxo (Galicia), de allí a Oporto (Portugal), para tomar un avión al Caribe.

Juan Carlos I va a seguir siendo miembro de la Familia Real y a conservar el título de rey que se le reconoció tras la abdicación, por lo que su estatus se mantiene invariable a pesar de su decisión de irse a vivir fuera de España, tras el escándalo por los negocios opacos que están siendo investigados por el supuesto cobro de comisiones del AVE a La Meca. Se culmina así un período de deterioro de su imagen en medio del debate sobre su inviolabilidad.