Los aeropuertos españoles han amanecido este domingo a pleno rendimiento, con los controladores convertidos en personal militar y bajo la amenaza, si no cumplen su labor, de ser detenidos por un delito de desobediencia castigado con cárcel en el código penal castrense, todo en virtud del estado de alarma decretado ayer por el Gobierno para atajar la crisis aeroportuaria. No ha habido desobediencia: El relevo de controladores a las ocho de la mañana se ha realizado con normalidad y la inmensa mayoría de los trabajadores han ingresado a sus puestos. Mientras, los aeropuertos aún arrastran el caos de ayer y sigue habiendo cancelaciones -98 vuelos suspendidos hasta las nueve de la mañana, 64 llegadas y 34 salidas-, y retrasos, por lo que aún hay usuarios varados y colas en los mostradores. No obstante, los aeródromos van recuperando poco a poco la normalidad.