Illán de Vacas (Toledo) solo tiene una persona censada: su alcalde. Los otros nueve pueblos que no pasan de los diez empadronados están en Teruel, Guadalajara, Burgos, Soria y La Rioja
Los diez municipios españoles más pequeños dibujan con letras gruesas el problema de la despoblación que ha afectado durante la última centuria a la España del interior. En particular, a la del norte del país.
Los diez se reparten entre seis provincias, cinco de las cuales son precisamente las que más pueblos concentran en peligro de extinción por sus bajísimos censos de población y lo envejecido de su vecindario.
El caso extremo, sin embargo, se da en una provincia que no se cuenta entre las que presentan una problemática demográfica más acusada. Se trata de Illán de Vacas, en la provincia de Toledo. Hace ya años que consta como el pueblo con menos vecinos de España, pero ahora el INE lo certifica como pueblo unipersonal. Su único empadronado es quien lleva encadenando mandatos como alcalde de sí mismo, Julián Renilla Bru.
A menudo, el padrón incluso muestra cifras más florecientes de lo que en realidad son los pueblos. No es inusual que haya municipios con más empadronados que vecinos tiene realmente de continuo.
Pese a mantenerse como el municipio más pequeño de España, Illán de Vacas pertenece a una provincia que no es de las que más pueblos suma en peligro de extinción.
Sí es el caso, sin embargo, de los otros nueve municipios españoles con menos vecinos. Todos ellos pertenecen a provincias en las que la despoblación hace décadas que se convirtió en un serio problema, y en las que abundan los municipios con censos tan escuetos que caminan hacia la desaparición salvo que medie un milagro demográfico.
Dos de esos municipios están en la provincia de Burgos: Jaramillo Quemado, que tiene solo cuatro empadronados; y Villamedianilla, con diez.
Otros dos están en la provincia de Guadalajara: Valtablado del Río, con un padrón municipal de diez habitantes; y Castilnuevo, con únicamente siete.
Dos más pertenecen a la provincia de Soria. Se trata de Villanueva de Gormaz, que se sostiene con nueve habitantes empadronados, y Estepa de San Juan, donde hay únicamente siete.
Similar panorama se da en otros dos municipios de La Rioja que ni siquiera llegan a los diez empadronados: Valdemadera, con nueve, y Villarroya, con ocho.
La provincia de Teruel también figura con un municipio en el «ránking» de los pueblos más pequeños de España. Se trata de la pequeña localidad de Salcedillo, con tan solo diez personas empadronadas.
Ejemplifican lo que fue la despoblación, el éxodo rural, la marcha de sus gentes en busca de mejores oportunidades en las ciudades o en municipios de mayor tamaño. Un proceso demográfico que, a menudo, se vio favorecido por la tardanza en la que llegaron a ciertos pueblos los avances, el desarrollo, infraestructuras básicas como la luz o una buena carretera.
Estos diez pueblos más pequeños de España no siempre tuvieron esa condición. En todos ellos hay un antes y un después en su declive. En unos casos, acelerado; en otros, progresivo desde hace mucho tiempo, incluso más de cien años.
Por ejemplo, la localidad turolense de Salcedillo llegó a tener 170 vecinos en el año 1930. En su caso, la despoblación arrancó en esa década, tras la Guerra Civil, como ocurrió en muchos pueblos de Aragón.
En la riojana Villarroya, el declive demográfico arrancó mucho antes, en 1900. Aquel año llegó a marcar un récord de población, 404 habitantes, que contrastan con los ocho que tiene en la actualidad.
De los municipios que aún se mantienen en España (otros muchos se quedaron por el camino, convertidos en pueblos fantasma), el municipio riojano de Villarroya y el burgalés de Jaramillo Quemado, son los dos en los que la despoblación ha actuado con más contundencia. En Jaramillo Quemado solo quedan cuatro personas empadronadas, cuando en el año 1900 llegó a tener 365.
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Los municipios más poblados de España
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