Museo del alemán en Camelle – El legado de «man» en peligro de desaparecer
Hace algún tiempo hemos estado en Camariñas con España Vale y Glorias de España, recuperamos este material de nuestros archivos porque hay novedades respecto al destino de este sitio tan particular.
Camariñas es un pueblo costero de la Provincia de Coruña en Galicia enclavado en la Costa da Morte, en la comarca de la Terra de Soneira, su población 6.275 habitantes.
Hemos llegado a Camelle atraídos la historia de un hombre que vivió sus últimos años junto a la costa en una muy precaria pero a la vez original vivienda.
El ermitaño Manfred Gnädinger, conocido como Man, fue un escultor alemán que vivió durante cuarenta años en la playa de Camelle, donde creo un peculiar paisaje de piedra. Llevaba una vida simple vivindo de su huerta con apenas un «taparrabo» como vestimenta.
La historia del alemán de Camelle no está clara, existen muchas versiones pero todas coinciden en que un día de 1962 llegó a Camelle y ya no se fue más. Cuando llegó tenía la elegancia, porte y comportamiento de un señorito de la época, más dicen que que una pena de amor le hizo convertirse en el extraño personaje que acabó siendo
Iba a todos los lados corriendo vestido solo con un taparrabos y en algunos casos con unas sandalias. Siempre en busca de materiales para su museo. También le gustaba nadar anchas distancias, esto con una alimentación vegetariana hacían de él un hombre con una salud de hierro. Sólo fue al médico una vez y por una mordedura de perro.
Manfred que así lo llamaban, construyó alrededor de su vivienda un museo al aire libre, hecho fundamentalmente con grandes piedras esféricas apiladas formando columnas y cadenas pintadas generalmente de vivos colores. También empleaba en sus obras plantas y los restos de alguno que otro animal. Cuando se construyó el nuevo muelle de Camelle, Man lo convirtió en parte de su obra al decorarlo con diferentes formas, pinturas y alguna que otra sorpresa.
Destacan en su obra las formas circulares que él consideraba símbolo de vida. La entrada a este singular museo costaba 100 pesetas y acceder la petición de Man de hacer unos dibujos para él. Petición que justificaba diciendo «es una forma de relacionarse con los demás, ya que en cada papel está el alma de cada quien y mi objetivo es hacer un gran rascacielos con todos ellos». Man no llegó a cumplir su objetivo, el 28 de diciembre de 2002 murió dicen que de pena al ver toda su obra cubierta del chapapote vertido por el Prestige.
En su memoria fue creado en Camariñas el Museo del Alemán, actualmente muchos vienen a tomar fotografías de este sitio tan particular como lo hemos hecho con «España Vale» y «Glorias de España».
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Carballo La voz de Galicia
Los artistas critican el estado
lamentable del legado de Man
Las gestiones realizadas para lograr ayudas no dieron sus frutos
El legado de Man está cada vez más deteriorado y sin perspectivas de que ninguna Administración haga nada para conservarlo. La vivienda y su entorno en el puerto de Camelle corren riesgo de serio de desaparecer y las obras almacenadas por el Ayuntamiento carecen de las mínimas soluciones para garantizar su conservación.
En ese contexto arrancaron ayer los sextos Encontros Arte e Natura que han llevado a Camelle a una veintena de artistas de distintos lugares de España para estudiar a Man y tratar de mantener vivo al menos su espíritu realizando obras relacionadas con su filosofía vital. En esta ocasión, al igual que el Alemán de Camelle, los participantes se han dedicado a recoger «crebas» de las playas para hacer una obra conjunta.
Todo ellos mientras la directora de las jornadas, Carmen Hermo, asegura que los intentos de conseguir fondos por medio del Plan E, plan Incite, reuniones con el conselleiro y búsqueda de apoyo investigador a nivel nacional, solo han logrado buenas palabras pero ningún compromiso. Es más, lo único que se hizo, la catalogación y digitalización de más de 3.000 fotos de Man, se logró con el compromiso de la Xunta de sufragar los gastos de la técnica que estuvo tres meses en Camariñas al frente de los trabajos. Todavía está esperando para cobrar.
Tanto Hermo como el coordinador de los Encontros, Antón Sobral, se mostraron ayer impresionados por el descubrimiento en Alemania de nuevas obras de Man desconocidas hasta ahora y almacenadas desde hace más de medio siglo en una casa de su familia. Antes de valorar esos trabajos, dice Hermo, es necesario estudiarlos.
Lo que no hay que estudiar es el estado de la que fue su casa y su jardín de piedras de colores. Incluso Hermo, que no es partidaria de las restauraciones, cree que algo habría que hacer para evitar el completo deterioro. Cree, con todo, que restaurarla sin un plan para difundir el legado no vale de nada.
«A xente que vén, cando ve como está iso vaise cunha imaxe triste», dice Sobral, consciente de que actuar en Camelle no supondría costosas inversiones. «Cunha mínima parte do que se destina ao Gaiás chegaba e sobraba», dice.
La artista Ruth Montiel, que ayer daba una charla sobre su obra, muy vinculada con el medio ambiente, cree que Man fue un hombre muy especial, con una gran sensibilidad. «Me merece un respeto increíble», dice la artista. Sin embargo, sus libretas y papeles no están almacenados con los requisitos necesarios para garantizar su mantenimiento en buen estado. «Fue un hombre coherente con sus ideales y fue capaz de llevarlos a cabo», dice Montiel. Las instituciones, sin embargo, parecen incapaces de conservar su obra que, más allá del mérito artístico, sigue atrayendo a Camelle a miles de personas, como destaca Sobral.