Amigo Cónsul, Cónsul amigo.

Periodísta amigo, amigo periodísta.

El orden de estas 2 frases, era motivo del primer saludo que nos dábamos al encontrarnos y discutíamos seguidamente cual sería el orden para esa puntual ocación ese día.
En los últimos 4 años, el «amigo cónsul» como le llamábamos y encabezábamos los correos electrónicos hacia él, Don Juan María López Aguilar Pérez Griffo fue acogido con mucho cariño y respeto por toda la colectividad española y especialmente por quienes integramos CPEU,(Club de la prensa española en Uruguay).
Venía de ser embajador de España en Mauritania y Malí, en su amplia trayectoria diplomática ocupó cargos en Berna, New York y Washington; «Soy un diplomático vocacional» nos dijo.
Varias veces nos pusimos a hablar de su ciudad natal, Tánger, y hasta nos intercambiamos en alguna oportunidad el saludo tradicional árabe ya que habíamos visitado con nuestra cámara de producción Marruecos y compartimos esas experiencias en nuestras charlas enriquecidas siempre, por sus amplios conocimientos culturales.

Un gran comunicador.

A los comunicadores que hemos estado en contacto con Don Juan, nos había fascinado con sus relatos de piloto de helicóptero ambulancia y avioneta, y hasta nos invitó a sobrevolar Montevideo.
Amablemente y siempre acompañado de su esposa Irene Rodriguez (asturiana), en toda reunión venía especialmente a saludarnos. Con su memoria prodigiosa se preocupaba por nuestros problemas profesionales como si de él mismo se trataran.
Inconcluso quedó su intento por recuperar el espacio televisivo en televisión nacional, la próxima semana nos reuniríamos para planificar el regreso a la pantalla que sería para el mes de julio de «España Vale» el programa de la colectividad en TV.
Su columna en Españoles, Galicia en el mundo , España exterior, y notas en Web www.españavale.com , eran un referente de sus planes de trabajo y dedicación constante.

Jefe consular ejemplar.

Desde su cargo, le tocó vivir la época mas activa del consulado al haberse aprobado la «Ley de Memoria Histórica».
La inauguración del anexo del consulado y poner a funcionar la oficina de registro civil, fue sin duda uno de sus principales logros. Orgulloso, nos hablaba de las 13 personas que integraban su equipo de trabajo.
Día a día llevaba una estadística de las solicitudes y trámites pendientes del pedido de ciudadanía y no dudaba en preguntar personalmente a las personas que estaban en la sala esperando su turno, si estaban bien atendidas.
Ya nos había informado de su traslado a San Pablo y de su relevo inminente, por el Sr. Guillermo Brugarolas Masllorens, quien viene de ser Cónsul de España en Zurich (Suiza).

El adiós al amigo cónsul

A la hora 13 del sábado 30 de mayo se ofició misa de cuerpo presente en el Seminario Jesuita. La absoluta incrompensión de lo que había sucedido, hacía que todos se preguntaran. ¿porque se quitó la vida?. La pregunta daba paso a comentarios sobre un reciente estudio de su salud, cuyo resultado no habría sido satisfactorio.
Allí, la embajadora de España Sra. Aurora Díaz Rato, tomó cartas en el asunto como principal doliente recibiendo el saludo de la diplomacia y las fuerzas vivas de la colectividad. Sin descuidar a Irene, cumplió con los requerimientos protocolares y nos pidió enérgicamente «no tomar fotografías»(ni una).
Para quienes debemos comunicar, ya que es nuestra profesión, nos es muy difícil poder hacerlo sin el documento gráfico. La discreción y el salvaguardar el dolor ajeno, es lo primero en estos casos y aunque sabiendo que a nuestro amigo cónsul hasta le hubiera gustado que filmáramos, cumpliendo con el especial pedido de la embajadora, solo publicamos lo que lo dice todo (a nuestro entender), en una sola toma.

Nos permitimos también el poner esta carta escrita por Antoine de Saint-Exupéry dado el entorno dramático que ha envuelto esta lamentable desaparición física.

Su contenido estremece…

No hay más Principito, hoy día ni jamás. El Principito está muerto o se volvió totalmente escéptico. Un Principito escéptico no es más un Principito. Estoy resentido con usted por estropearlo. No habrá más cartas, teléfono ni señal. No fui prudente ni pensé que arriesgara pena, pero me lastimé en el rosal cogiendo una rosa. El rosal preguntará: ¿Qué importancia tenía para usted? Ninguna, rosal, ninguna. Nada importa en la vida. No hay más vida. Adiós rosal.

Hemos recibido de la familia del Cónsul fallecido  este artículo que puede resultar de su interes.https://xn--espaavale-o6a.com/cui-prodest-juan-maria/