Joaquín Sabina en Montevideo

Joaquín Sabina se presentó el 2 de febrero pasados 10 minutos de las 21 horas en un Estadio Centenario con su tribuna olímpica repleta y el campo de juego transformado en platea. Sabina, mostrando una nueva figura saludable con su bombín y una banda de excelentes músicos y la dulce Marita Barros, comenzó a comulgar con un público que se sabía todas sus canciones. Unas gotas de lluvia mitigaban la sensación térmica de 30 grados y algunos paraguas se abrieron durante unos minutos.

El escenario con cambiantes colores ponían tonos a las diferentes canciones, 2 pantallas a los lados permitían ver a los que sacaron las más baratas en el tercer anillo. Sabina fue subiendo poco a poco el ritmo y al pasar por «el boulevard de los sueños rotos» logró la máxima comunicación. Habló poco pero acertado, elogió al público de Pocitos y a Montevideo, una «ciudad que esconde canciones»-, se refirió con cariño al fallecido poeta Mario Benedetti. «Uruguay es un país muy pequeñito en el que das una patada y salen 15 poetas. Agradeció la presencia de Jaime Ross, nuestro máximo cantautor, lo que generó un aplauso general.

Entre las bromas, dejó traslucir un ligero dolor de estómago que le produjo una comida.»No la pillamos aquí, que la comida es excelente, la traíamos de Argentina,» con sonrisa burlona dijo «ha sido en Argentina, porque acá se come muy bien, pero esto no va a cambiar nada y ahora me dejo de quejar y cantaremos con el corazón y sino con los huevos».

Los poemas brotaron y el final adaptado inteligentemente logró el aplauso una vez más. «Uno, acaba nunca la misma canción, disparando balas de fogueo, luego, llega la hora de alzarse el telón, y volver a mi Montevideo».

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